Desde hace algún tiempo suceden hechos que demuestran la existencia de una
economía informal extraordinariamente desarrollada, como las millonarias ventas
informales de oro, la culebra de Puno (contrabando), la bonanza de centros
informales alrededor de la sede central de la Sunat, etc. ¿Cómo actúa esta
entidad al respecto?
Resulta obvio que existe una economía informal, no bancarizada, que
moviliza grandes cantidades de dinero (es importante entender que no estamos
ante economía de supervivencia, sino negocios quizás más grandes y rentables
que los formales), principalmente para no pagar impuestos, que tiene un origen
absolutamente diseminado, ya sea de la minería informal, agricultura, sector
servicios, contrabando o comercio minorista, y por supuesto también actividades
ilícitas como la piratería, el contrabando, la delincuencia y el tráfico de
drogas.
Mientras la informalidad campea en todos lados, no podemos decir que la
Sunat esté enfilando sus baterías para atacar este problema. Por el contrario,
lo que se está haciendo es intentar subir la recaudación tributaria sin atacar
la informalidad. Basta con observar que a unas cuadras de su propia sede se
encuentran ubicados Polvos Azules (que según algunas publicaciones es el centro
comercial más rentable del Perú por metro cuadrado), las galerías de Wilson que
venden software pirata por decenas de millones al año y los centros comerciales
de la Avenida Grau. A pesar de ello, a estos lugares no se les toca por el
miedo de que se produzcan sucesos como los ocurridos en La Parada.
El asunto es sumamente complicado y supondría que el ente recaudador tenga
que ingresar a zonas de minería informal, atacar la culebra de Puno y entrar a
centros de informalidad con el apoyo quizás del Ejército o por lo menos de una
unidad muy especial y organizada de la Policía, lo cual traería batallas
campales como las que se dieron en los años 90. Aparentemente, el ente
recaudador ha renunciado a realizar este tipo de operativos porque los costos
operativos, personales y sobre todo "políticos" serían muy altos.
El objetivo meramente recaudatorio (con la bandera que el fin justifica los
medios) planteado por el gobierno y ejecutado por la Sunat está profundizando
la línea que existe entre formalidad y informalidad, pues el claro mensaje es:
el formal que tiene éxito y es visible será controlado y revisado, muchas veces
de manera nada técnica y con una visión meramente recaudatoria; y, por su lado,
el informal evasor parece tener una menor percepción de riesgo por parte de la
administración tributaria. No hay duda que estamos en un mundo que está
funcionando al revés.
Quiero ser muy claro en el objetivo de este documento, desde ningún punto
de vista el mensaje debe ser entendido como: "dejen tranquilos a los
formales". Eso sería absurdo pues no hay duda que los requerimientos de
infraestructura, educación, salud pública y en general todo lo que sea
inversión pública, depende de la recaudación, y para ser un mejor país, se debe
mejorar ésta. Pero, lamentablemente resulta obvio que el gobierno no quiere un
"Conga" o una "Parada" tributaria, por lo cual ni ha tocado
estos focos de evasión, tan obvios y tan grandes, ni parece tener la intención
de hacerlo.
En esa lógica, la desesperación por cumplir las metas de recaudación -que
resulta obvio que no van a llegar a ser cumplidas- se han dado medidas tanto
normativas (detracciones, percepciones, retenciones, grandes compradores, entre
otros) como operativas (fiscalizaciones con poco criterio técnico, embargos
preventivos, coactivas, otros) que cada vez más nos muestran un sistema
tributario inequitativo y con muy poca seguridad jurídica.
En su opinión, ¿qué
consecuencias inmediatas para el país podría generar este accionar
"efectista" de la Sunat?